Ophrys Rubio, savia monteña
Creo recordar algunos momentos de la primera vez que coincidimos. Hace mucho tiempo ya, yo tendría 14 o 15 años. Recuerdo un paseo por unos riscos y recuerdo un bicho que salio a nuestro paso . Enseguida me aclaró que se trataba de una garduña. Me habló de ella como hacía con todas las cosas, con la naturalidad de formar parte de ese mundo, de estar en su sitio. A partir de esa simiente, algo gigantesco crecería en mi.
Corzos con minutos de vida, tritones en remotas surgencias, venados albinos, plantas carnívoras, dragonetas, aristolochias, fistulinas… Cientos de encuentros y experiencias vividas a su lado. No hacia falta una meta en particular. A veces si las había… encontrar una especie en una zona en la que creíamos se podía dar, rastrear una zona para censar las orquídeas, un paseo para dar caza a “los cabezones”. Pero otras muchas veces solo nos regocijábamos en el placer de pasear por esos montes nuestros, de caminar dejándonos sorprender por lo que nos salia al paso, de recoger toda la energía que el entorno nos regalaba… Charlar… Cuantos días de aromas de brezo mojado… de tomillos… oréganos fragantes. Pura medicina, para el cuerpo y para el alma. Empequeñeciendo ansiedades y desbordando el animo.
Una persona única. Generoso hasta lo imprudente. Cuidadoso y atento. Buscando siempre el bienestar de los que le rodeaban. Siempre dispuesto a echar una mano. Siempre del lado de las causas merecedoras. Nexo común de multitudes, ahora huérfanas…
No pude llegar a enseñarte mis últimos hallazgos de orquídeas en Daimiel… Tampoco hubo oportunidad para que me mostraras la Barlia que tanto se nos había resistido en la provincia a lo largo de todos estos años… muchos años… tantos años…
Te marchaste, Valentin, a hacerte uno con el todo. El polvo de estrellas sigue su camino… Ahora habrá que buscarlo en los sitios que impregnaste, en las gentes en las que sembraste, en las ideas nacidas…
Hace pocas semanas compartíamos una noche estrellada en la Puebla. Andamos por el estrecho, cenamos en buena compañía y luego estuvimos observando cúmulos, nebulosas y galaxias. Comentamos lo extraordinario de estar viendo el pasado, de que fotones que partieron del otro lado del universo hace milenios llegaran a nosotros y nos mostraran esas imágenes de lo que fueron… Imaginamos cuantas de esas estrellas ya no estarían ahí, pese a que su luz vaya a seguir llegando a nosotros durante miles de años. Pienso que ahora será como estar en alguna de esas remotas galaxias, recorriendo los campos que por allí se abran, fotografiando orquídeas cosmicas, localizando la Ophrys Rubio, y mirando hacia aquí, hacia nuestro mundo, sabiendo que, aunque ya no estés, tu luz seguirá brillando y llegando a mi durante mucho tiempo, todo el tiempo.
Que suerte tan grande tuve con que te cruzaras en mi vida, que gran suerte el poder compartir contigo todos esos ratos,…
Siempre vendrás conmigo en mis paseos por el campo, en mi paseo por la vida… Siempre tendré en mi cabeza tu enseñanza serena, siempre…